Una de las transformaciones culturales que más relevancia tienen en nuestra sociedad son aquellas que se difunden a través de los medios de comunicación. Noticia, y receptor conforman un binomio tan ambiguo como complejo sobretodo a la hora de discenir aquello que es verídico de lo que no lo és.
Actualmente los ciudadanos nos exponemos a un boom de noticias muy diversas que los diferentes medios y canales manejan a su antojo difuninando en ocasiones la autenticidad informativa. A través de la televisión, la prensa, la radio o el cine se establecenuna cultura de consumo en la que se da por hecho una serie de parámetros supuestamente escogidos por la sociedad, sin embargo no hacemos más que vivir en una auténtica apriencia.
Tal y como sostiene el filósofo francés Jean Baudrillard y que manifiesta el profesor Gonçal Mayos en la revista Metrópolis, «el destino y la condición de las sociedades avanzadas es que cualquier hecho tiende a degradarse como tal, mientras a ser un espectaculo u objeto de consumo al margen de si éste es verdadero o falso». Las informaciones e interprestaciones emitidas y recibidas se igualan en calidad de meros simulacros de la realidad».
Baudrillard destaca la interferencia constante de cualquier traza de verdad como la característica más palpable de una sociedad realmente avanzada y es que la acelerada circulación recibida unida por otra parte a la multitud de interpretaciones tiende a igualarlas en su esencia en forma de simulacros. Por tanto resulta cuanto menos complejo asimilar que la comunicación, la información así como su interpretación escapan de forma directa a aquello que podemos constatar como veraz y auténtico.
Nuestra sociedad está construida por un simulacro, una intención de catalogar como verdad algo que solo es aparente y los más relevante es que nosotros como seres humanos lo hemos normalizado viviendo en un simulacro, que consumimos, intercambiamos y añadimos a nuestra vida como algo perfectamente integrado.
Marian